
Ahora ves las cosas claras. Todas las vidas robadas, todas las voces enlatadas. Milli Vanilli por todas partes. Contemplas todas las cosas que no puedes comprar, y que ahora ni siquiera quieres comprar. Todas esas cosas que seguirán aquí cuando te marches. Cuando estés muerta. Y te das cuenta de que todo lo que hay en los deslumbrantes escaparates, todas las modelos de los catálogos, todos los colores, todas las ofertas especiales, todas esas montañas de comida grasienta... están ahí para mantenernos alejados de la muerte. Pero no funciona.